martes, 14 de julio de 2015

La Salud Mental en la Pareja - Secuelas Emocionales


“Reconozco que he sido rebelde; mi pecado no se borra de mi mente”
                                                                                              Salmos 51:3


La batalla más dura y difícil que enfrento David, no fue contra los gigantes filisteos, ni contra grandes ejércitos y enemigos silenciosos. Durante una época de su vida, en la que todo parecía sonreírle: tenía un gran ejército y su índice de favorabilidad era del 100%, pues contaba con el apoyo y admiración de todo su pueblo. En los tiempos en donde, a pesar de las guerras, todo parecía estar bajo control, el ocio y la falta de propósito empezaron a mostrar sus frutos. Un día salió al balcón, y diviso a lo lejos una mujer que se bañaba completamente desnuda, su hermoso cuerpo lo sedujo de inmediato. La pasión desbordo la razón y sin pensarlo envío por ella, la hizo suya y para su infortuna, un tiempo después, Betsabe, así se llamaba, le manifestó que estaba embarazada de él. Al indagar más sobre ella, la respuesta no tardó en llegar, Urías, quien hacía parte de su ejército, era el esposo de tan cautivadora mujer. Intentando solucionar el problema, llamo a Urías, quien llegaba de librar batallas, le entrego un obsequio y le dijo que se fuera a su casa, le hiciera el amor a su esposa y descansara. Urías no lo hizo, su fidelidad al rey era más fuerte, y se quedó durmiendo con la guardia personal, así lo hizo en los días siguientes. No encontrando otra forma de solución al problema, David envío a Urías nuevamente a la guerra, pero antes, planeó junto con sus generales el complot para acabar con la vida de su siervo fiel, dio órdenes precisas para que, en el calor de la batalla, colocaran a Urías justo en el centro y lo dejaran solo, así el hitita murió en su ley, cumpliendo la promesa de morir por su rey.

La opinión de psicoanalistas, neurocientíficos es que los momentos aterradores de la vida quedan plasmados en la mente de los afectados y sus circuitos emocionales lo convierten en recuerdos que, en tiempos de crisis, afloran para devolvernos al momento justo y experimentar las mismas sensaciones. En la película Intensamente se denominan “Pensamientos centrales” negativos, en psicología esta referenciado como trauma psíquico o psicológico y se define tanto a un evento que amenaza profundamente el bienestar o la vida de un individuo, como a la consecuencia de ese evento en el aparato o estructura mental o vida emocional del mismo. Goleman (1985) afirma que los actos violentos resultan más perjudiciales que las catástrofes naturales, porque las víctimas de la violencia gratuita sienten que han sido elegidas deliberadamente y de esta manera el afectado empieza a perder la confianza en los demás y su ser interior se vuelve hostil, como medio de defensa, porque las personas a su alrededor se convierten en una amenaza potencial.

En la película  Silver Linnings Playbook (2002), el protagonista manifiesta su trastorno cuando escucha una canción, esto porque encontró a su esposa y su amante en el baño, mientras escuchaba la canción que le dedico en su noche de bodas.
Los recuerdos resultan amenazadores, la persona no sabe cómo reaccionar cuando una situación devuelve el recuerdo, la respuesta límbica es asegurar su protección por eso intenta defenderse, entonces surge lo controvertido, porque para las personas alrededor del afectado, la respuesta y el comportamiento son anormales, para el individuo que lo padece es normal y razonable porque se está defendiendo.

Mientras más traumas psíquicos tengamos, nuestro comportamiento va a parecer poco normal, las fobias por ejemplo, son producto de recuerdos . Cuando a un niño se le grita sin razón, puede generar un trauma psicológico que se va a manifestar con introspección o retraimiento, timidez, pánico escénico, u otras. Cuando el profesor grita en el salón, pierde el habla y no puede pensar ni razonar, se esconde en sí mismo como medida de protección. Comenzamos a entender porque muchas parejas sufren, ya que en el noviazgo todo parecía color de rosa, pero en el matrimonio empieza el sufrimiento. Nuestras conclusiones son, “desde que nos casamos el(ella) cambió” o “No conozco a la persona con la que me case” , esto porque en la vida matrimonial, los conflictos y las crisis, hacen aflorar nuestros recuerdos y los traumas psíquicos se hacen evidentes.     

Enfrentando los traumas
Existe una explicación desde el punto de vista científico para la reeducación del cerebro emocional, de tal manera que nos da una esperanza de que realmente podemos reponernos de las más graves lesiones emocionales. Reconocer y enfrentar nuestros miedos se constituye en la base para superarlos, el primer paso es recuperar la seguridad en sí mismo. El primer aliado de la pareja afectada es su cónyuge, muchos desconociendo el problema real, emprenden la huida, otros impulsados por el amor enfrentan el problema, “en la salud y la enfermedad” tiene que ser una realidad. Una buena terapia es que los cónyuges reconstruyan la historia en detalle de los hechos traumáticos, sobre la base de un ambiente seguro y confiable de esta manera los hechos quedan bajo control y es posible recordarlos sin la experiencia del dolor, si resulta difícil, es importante acudir a un terapista responsable.

Aunque la historia de David es contraria, ya que él es victimario y no víctima, los efectos de los traumas emocionales son parecidos, de alguna manera, por nuestros traumas, dejamos de ser víctimas y, en algún momento, nos convertimos en victimarios. David tenía un terapista muy responsable, el resto del Salmo, el cual animo a leer, hace parte de la confesión que él hace de su error, luego que la pasión se evapora (como toda emoción), la razón empieza a confrontarnos con nuestros actos, y una sensación de culpa empieza a afectar nuestra vida. David no pudo más y descargo en Dios sus frustraciones. La libertad de sentirse perdonado le llevo a reorganizar su cerebro emocional, eso lo llevo a aceptar las consecuencias de sus actos y corrigió en adelante sus patrones de conducta. Aunque vistas de diferente forma la terapia psicológica y la Teoterápica buscan el mismo fin, conducirnos a la experiencia de la libertad y el desarrollo saludable de nuestra personalidad y el disfrute de la vida en pareja y familiar.


Por
Edgardo Buelvas Arrieta
Terapista de Familia

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