viernes, 26 de junio de 2015

Padres - La Rivalidad entre Hermanos

LA RIVALIDAD ENTRE HERMANOS


Un día, Caín invitó a su hermano Abel a dar un paseo, y cuando los dos estaban ya en el campo, Caín atacó a su hermano Abel y lo mató.
                                                                       Génesis 4:8

No es un tema nuevo, se presenta muy seguido en hogares con más de dos hijos. La historia de Caín y Abel evidencia los efectos de una mala crianza y las preferencias que se gestan en los padres hacia los hijos. Aunque es poco diciente el texto que involucra esta historia, el verso 1 deja ver que Eva se agradó más en el nacimiento de Caín que en el de Abel, ¡bueno! el primogénito siempre es motivo de alegría, sin embargo deja una condición de preferencia inconsciente en los padres que, a la larga, sino se corrige, ocasiona conflictos entre los hermanos. Igual con el menor, al cerrar la “fabrica” se le da un especial cuidado al menor, incluso sus hermanos mayores entran al cuidado y protección y se promueve, también de manera inconsciente, una indulgencia colectiva con el último de la estirpe. Los que más sufren son los intermedios.

Los hijos son como los dedos de la mano, se parecen pero son distintos el uno del otro. Los padres necesitan orientar a cada uno de los hijos para que tomen conciencia del papel que desempeñan en esa pequeña sociedad que es la familia, de esta manera las relaciones entre hermanos serán más agradables.

Tenga en cuenta estos tres aspectos que le ayudaran a prevenir o corregir los conflictos entre hermanos:

1.    Evitar las comparaciones entre hijos que tiendan a favorecer a uno sobre otro: todo niño se mide sistemáticamente con sus iguales y es en extremo sensible al fracaso dentro de su propia familia, por esto los padres deberían tener cuidado y no hacer nunca comparaciones. Si no es recomendable hacer comparaciones entre hermanos mucho menos con otros miembros de la familia, vecinos y/o amigos.

2.    Los niños son esencialmente sensibles en tres áreas:

-          En el aspecto físico: Cuando se exalta más la belleza física y se compara con los defectos del otro, se generan en éste último celos y resentimiento entre ellos.
-          En cuanto a la inteligencia: Hay frases de los padres que afectan a los hijos, por ejemplo: "creo que el pequeño es más inteligente que el mayor"; para un adulto esto puede ser inofensivo pero para la mente de un niño es una afirmación de que el mayor es inferior al otro por su inteligencia.
-          En cuanto a la capacidad atlética: Los niños especialmente los más pequeños compiten siempre en cuanto a su agilidad y resistencia física; rara vez un niño aceptará en este aspecto ser menos que otro. Frases como las siguientes son comunes entre los niños: "Yo soy el mejor y tú el peor", o " yo puedo ganar a todo el mundo en una carrera", "yo soy el más fuerte y tú el más tonto".

En estas tres áreas mencionadas, los padres deben hacer sentir a sus hijos que cada uno de ellos es igual ante sus ojos y que cada uno es respetado y tiene el mismo valor. Los elogios y críticas en la casa deben ser distribuidos con equilibrio haciendo pocas diferencias, aunque uno tenga más éxito que otro en sus labores diarias.

3.    Cuando el niño se siente comparado con su hermano reacciona de la siguiente manera:

  • Se resiente con sus padres.
  • Trata de imitar en todo al hermano preferido.
  • Se vuelve hostil, amargado hacia su hermano.
  • Trata de buscar áreas de compensación, por ejemplo: si un hijo es excelente atleta, el otro se concentrará en el ajedrez, si una hija es excelente en sus estudios, la otra sólo piensa en conquistar chicos.


Cuando un niño comienza a jactarse delante de su hermano por su agilidad está revelando que se siente amenazado o inseguro en ese punto; debemos ser sensibles a estas señales para ayudarles a evitar así los celos y los resentimientos.

Es importante entender que cada niño encaja en su propio molde y no en el de otro. Es por esto que las comparaciones no son válidas y los padres deberán siempre tratar a sus hijos por igual. Si es un poco difícil tratarlos así, es probable que el padre o la madre tengan algún tipo de problema emocional y sería bueno que consultaran a un orientador profesional o a un teoterapista de familia.


Por
Edgardo Buelvas Arrieta
Terapista de Familia

Bibliografía


TEOTERAPIA PARA PADRES, Lo que todo padre debe saber de su hijo. Tomo 1. El Niño. Tercera Edición. Editorial FAID, CEPC. Bogotá, Colombia. 1999.

lunes, 22 de junio de 2015

Padres - ¿Por qué miente un niño?

NUEVO DOMINIO TERAPIA DE FAMILIA
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¿POR QUÉ MIENTE UN NIÑO?


..."Que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad"
(I Timoteo 3:4).


La mentira es una de las conductas que más causa problemas en el desarrollo de las relaciones interpersonales. Casi todos los adultos han mentido por lo menos una vez, en el niño es igual, aunque en un principio no lo hacen de manera intencional porque confunde la fantasía con la realidad, algunas de sus “mentiras” son, simplemente, manifestaciones de su gran imaginación. Después de superar esta etapa algunas de sus mentiras pueden ser intencionadas. Pero ¿por qué un niño miente?

-          Se le castiga igualmente al decir la verdad. En la fase exploratoria y el en desarrollo de la motricidad, los niños suelen ser torpes y no tienen cuidado al tomar los objetos. Lo más probable es que rompa algo, al llegar el padre este confiesa que él lo hizo, aun así recibe su castigo, la mayoría de las veces porque el padre llega frustrado, cansado o le genero mucho malestar el saber que se dañó algo de valor para él. Frente al castigo el niño genera estrategias de protección y la próxima vez que suceda un accidente buscará otro culpable. Otra situación en la que se puede inducir al niño a que mienta, es cuando cuenta algo que le paso de manera exagerada, por su mente cargada de imaginación, es posible que cuente como se ganó una medalla mezclada con algo de fantasía,  pero como él no se destacaba en dicha área, se le acusa de haberse robado la medalla. Siempre antes de culpar o condenar por un hecho a un niño hay que estar seguros de cómo sucedieron las cosas.
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-          Porque cree que al mentir se hace “superior”. Algunos niños, sino todos, se jactan de contar hazañas que no han realizado, puesto que es producto de su imaginación. Todo esto se da por el temor del niño a mostrar sus errores y sus debilidades a otros niños. En este sentido se le debe guiar para que se acepte así mismo, y se proyecte de manera autentica y que deje de usar la mentira para ganar aceptación.

-          Es posible que sean los mismos padres los que enseñen al niño a mentir, porque han implantado en él algún temor o frustración con su alta exigencia y perfeccionismo. Miente de manera enfermiza evitando así las responsabilidades por cumplir. Por ejemplo, el niño cuenta lo bien que le fue en el concurso de pintura, cuando en realidad no hubo tal concurso, y lo que busca es impresionar a los demás; o cuando dice haber hecho las tareas y la verdad es que está atrasado y está evitando responsabilidades.  En lugar de atacar al niño por mentir, se deben atacar las ideas irracionales que lo empujan a mentir. Es bueno que el niño sepa que no tiene que ser el mejor estudiante del mundo para ganar la aprobación y el cariño de sus padres. El niño debe cumplir sus responsabilidades, no por complacer a los padres o maestros, sino por su propio bien y futuro.

-          Los padres pueden constituirse en ejemplo para ellos de que mentir es normal, cuando les hacemos promesas y no cumplimos les enseñamos a mentir; cuando evadimos nuestros compromisos y en nuestro lugar los enviamos a ellos a que mientan por nosotros – “contesta y dile que no estoy” –; o cuando delante de los profesores los excusamos diciendo que no hizo la tarea porque se sintió mal, cuando en realidad no sucedió así y más bien no estuvimos pendiente de que cumpliera con sus responsabilidades.

¿Cómo afrontar con madurez las mentiras de los niños?

En lugar de tomar una actitud moralista, condenándolo y castigándolo más y más, se debe tratar de encontrar las causas de las mentiras, es decir, las "suposiciones" o las "creencias erróneas" que lo empujan a mentir.

Puede ser que el niño "supone" o "piensa" que debe hacer las cosas perfectamente bien y que siempre debe recibir elogios por su actuación. También puede sentirse inseguro y "supone" que es incapaz de enfrentar responsabilidades y delegaciones que se le hacen y miente para evitar enfrentarse con lo que se le exige y se espera de él. En este caso, lo que el niño necesita es que se le aliente y se le infunda seguridad en sí mismo.

Por eso es importante sostener la crianza sobre un sistema de principios fundamentado en verdades absolutas cuyos padres sean los primeros en seguir y cumplir a cabalidad. Sin nosotros como padres fallamos no esperemos que ellos sean perfectos, dejemos de lado la premisa de que cómo somos adultos y los padres, tenemos derecho a mentir. Una vez más recordemos “lo que sembramos eso cosechamos”.   

NUEVO DOMINIO TERAPIA DE FAMILIA

Por
Edgardo Buelvas Arrieta
Terapista de Familia

Bibliografía

TEOTERAPIA PARA PADRES, Lo que todo padre debe saber de su hijo. Tomo 1. El Niño. Tercera Edición. Editorial FAID, CEPC. Bogotá, Colombia. 1999.

jueves, 18 de junio de 2015

Padres - La Vida Escolar

LA VIDA ESCOLAR


"Cuando la sabiduría entrare a tu corazón, y la ciencia fuere grata a tu alma, la discreción te guardará; te preservará la inteligencia".
(Proverbios 2:10-11)


La edad escolar es una de las etapas más importantes del desarrollo social e intelectual del niño, sin embargo se tiene que tener una visión clara de lo que significa la escuela para ellos, ya que muchos padres delegan toda la responsabilidad de este desarrollo y adaptación a la vida social, a los maestros y a la misma institución. En esto tenemos que ser claros: la primera escuela es el hogar, por tanto la responsabilidad de la adaptación a la vida escolar y el desarrollo intelectual del niño es de los padres; y la escuela y los profesores nuestro mejor apoyo. La experiencia de la escuela es fundamental por varias razones:

1.    El niño entra en un ambiente en el que tiene que ganarse el afecto mientras en su casa se lo daban sin hacer nada para conseguirlo.
2.    Va a ser uno de los tantos alumnos, y no “El rey de la casa”
3.    Un adulto, que no es de su familia, el maestro, va a tener un papel fundamental en su vida.

El ambiente escolar es el más propicio para que el niño expanda su mundo interior y que le permite abrirse al mundo exterior, esto le sirve para satisfacer su curiosidad y le ayuda a querer crecer.

Otro aspecto importante es el cambio de personas que rodean al niño. Hasta entonces vivía rodeado de adultos, de los que dependía, y siempre lo sobrepasaban. A partir de este momento, vivirá entre sus iguales, y podrá compararse con ellos, superándoles unas veces y siendo superado en otras. Su mayor preocupación son sus amigos, entre ellos aprende a vencer el egocentrismo en el que había vivido hasta entonces, aprende a conquistar el afecto del otro, cediendo algo de lo propio.

La vida escolar se caracteriza por una necesidad manifiesta de asociarse con otros niños y realizar actividades en grupo. Comprueba perfectamente que no es el centro del mundo; mide mejor la distancia que le separa del adulto y se refugia entre sus iguales, donde halla muchas más ocasiones de mostrarse grande y de ser aceptado como tal.

El crecimiento se da en dos formas: por un lado, muestras rasgos característicos de independencia, pues ya empieza a defenderse por sí mismo, sin la ayuda de un adulto. Por otro lado, busca dependencia social, porque intenta llamar la atención de sus pares, tratando de imponer sus condiciones de todas formas, la más visible la terquedad.

Una adecuada estimulación en el hogar
Los padres pueden desarrollar al niño en su máximo potencial intelectual, rodeándole de estímulos adecuados, sobre todo en los primeros 18 meses.

¿Cómo?

-          Hablarle al niño constantemente.
-          Fortalecer la comunicación familiar.
-          Contestar a todas sus preguntas.
-       Atenderles cuando interrumpen con sus inquietudes; evitar las frases: "no me molestes", "estoy ocupado".
-       Proveerle de un ambiente estimulante: juguetes, y experiencias novedosas.

Los estudios investigativos demuestran la alta correlación que existe entre el aspecto cultural del hogar, la comunidad y el rendimiento escolar. Los niños que tienen experiencia con libros, televisión, viajes, revistas y buena comunicación en el hogar, poseen un potencial mayor para captar y aprender.

Crearles el ambiente adecuado en casa les ayuda a adaptarse mejor a la escuela. Un niño motivado es un niño dispuesto a aprender, a desarrollarse intelectualmente. Aprovechemos que su pequeño cerebro es una esponja seca en medio de información húmeda, de la cual absorben todo conocimiento. Tengamos la precaución de que capten lo bueno y lo que es provechoso para su vida, lo que sembremos en ellos, eso mismo segaremos.  


Por
Edgardo Buelvas Arrieta
Terapista de Familia

Bibliografía

TEOTERAPIA PARA PADRES, Lo que todo padre debe saber de su hijo. Tomo 1. El Niño. Tercera Edición. Editorial FAID, CEPC. Bogotá, Colombia. 1999.

sábado, 13 de junio de 2015

Padres - La Comunicación Eficaz

LA COMUNICACIÓN EFICAZ

"...Todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse"
(Santiago. 1:19)

En ciertas familias hay un gran abismo entre padres e hijos por la comunicación deficiente, mientras que en otros casos es nula. La comunicación es vital para el buen ejercicio de la disciplina y la fundamentación en valores y principios. ¿Qué es comunicar? Pues transmitir un mensaje a través de un signo (verbal, visual o escrito), es un proceso que involucra la habilidad de asociar símbolos para enviarlos al receptor y que éste pueda traducir el mensaje en su mente de tal forma que obtenga un significado similar al que tenía el emisor.

Comunicar es:
-          Dar e intercambiar información
-          Recibir e intercambiar información de manera abierta y voluntaria como se da

Comunicar no es:
-          Regañar todo el tiempo
-          Decirle a los hijos lo que no nos gusta de ellos
-          Sermonear, amonestar y criticar

Recordemos un poco cuales son los elementos que intervienen en la comunicación:

Emisor:           Quien emite el mensaje
Mensaje:       Contenido
Código:         Signo o símbolo (Verbal, visual o escrito)
Receptor:     Quien recibe el mensaje
Barreras:      Obstáculos que se interponen en el recorrido del mensaje y no permiten que llegue al receptor, o hacen que llegue parcialmente o distorsionado.

Cómo podemos formar bien a nuestros hijos sino transmitimos bien el mensaje, aprender a comunicarnos es una verdadera pedagogía con la que podemos ir moldeando la personalidad de los hijos. Los padres tenemos que ser conscientes que somos los primeros educadores y es por eso que debemos tener una actitud sensata ante los obstáculos que dificultan la comunicación. De la comunicación madre-hijo nace un sentimiento de seguridad permanente. De la comunicación padre-hijo nace un sentimiento de seguridad activa que le permite enfrentarse a las dificultades futuras.

Puntos claves en la comunicación eficaz

La aceptación
Antes de una buena comunicación debe tenerse una buena actitud y esta se manifiesta a través de la aceptación. Cuando un niño se siente amado y aceptado se crea el clima ideal para promover el desarrollo de todas sus áreas y se le ofrece la mejor terapia para sanarse de todo daño psicológico y físico. El niño aceptado se dispone a cambiar porque quiere crecer.

Palabras de afirmación
Las palabras de comprensión y cariño crean un ambiente de confianza y libertad que hace que los niños sean auténticos y expresen lo que sienten. Ej. “Hijo comprendo lo que me quieres decir…” cuando no se da surge la expresión “Es que este niño no me entiende lo que quiero…” que es tan frecuente en las discusiones con los hijos. Cabe aclarar que el entender no implica dar la razón.  

Libertad de expresión
De las cosas que más reclamamos los adultos: la libertad de expresión, sin embargo coartamos la libertad de expresión en nuestros hijos sobre premisas erradas, que aprendimos de nuestros padres. El niño de los 80 hacía atrás no tenía derecho a hablar, su boca era literalmente volteada de un manotón si pronunciaba alguna expresión durante una exhortación. Algunos padres pensaran, "a mi me paso y yo estoy bien", pero quizás esa sea la razón por la cual la mayoría nos daba pavor hablar en público, en la clase, incluso decirle a la persona que nos gustaba lo que sentíamos. Debemos permitir que el niño juegue, hable o participe en actividades sin interrupción, dejar que manifieste su punto de vista por el cual actuó de la forma en que lo hizo, y luego que lo haga corregirlo y explicarle porque está mal, con su consecuente disciplina si así lo requiere. Siempre que los interrumpimos para darle alguna instrucción, ofrecerle ayuda o sugerencia, durante alguna actividad, revela falta de confianza en sus habilidades.

Escucharlos en forma activa y desinteresada
Si un niño es escuchado en forma activa por sus padres aprenderá a:

-          Manejar sus sentimientos negativos
-          Promueve la base para establecer una estrecha relación entre padres e hijos
-          Ayuda al niño a prepararse para resolver sus problemas por su cuenta
-          Le enseña a escuchar a sus padres y a otros y se estimulará a pensar por sí mismo.

Obstáculos que impiden la comunicación

-          Falta de atención: Cuando ponemos poco interés en escuchar lo que dice nuestro interlocutor. Comúnmente pensamos que porque son pequeños no tienen nada interesante que decir y por eso no los escuchamos, pero para ellos todo es importante ya que están conociendo el mundo.
-          La Mentira: Cuando nuestro interlocutor se da cuenta que hemos mentido se interrumpe la comunicación, porque se elimina la confianza.
-          Traducción e interpretación: Si al escuchar lo que dice el otro, lo traducimos a nuestros esquemas mentales, no hay diálogo posible, ya que dejamos de ponernos en el punto de vista del otro, sino que estamos falsificando lo que nos quiere decir.

Una buena actitud y romper con los esquemas del pasado puede cambiar radicalmente la forma en como nos estamos comunicando con nuestros hijos, esto nos ayudará a resolver los conflictos que estemos afrontando o servirá de medicina preventiva para cuando nos toque afrontar situaciones difíciles.

Por
Edgardo Buelvas Arrieta
Terapista de Familia

Bibliografía

TEOTERAPIA PARA PADRES, Lo que todo padre debe saber de su hijo. Tomo 1. El Niño. Tercera Edición. Editorial FAID, CEPC. Bogotá, Colombia. 1999.

sábado, 6 de junio de 2015

Padres - Ser Padres: El Equilibrio entre la Exigencia y la Sobreprotección

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SER PADRES: EL EQUILIBRIO ENTRE LA EXIGENCIA Y LA SOBREPROTECCIÓN

Oye hijo mío, la instrucción de tu padre, y no desprecies la dirección de tu madre
                                                           Proverbios 1:8

Cuál sería la más grande satisfacción que un padre tendría de un hijo, de seguro que logrará ser feliz y se sintiera realizado. La mayoría de los padres se esmeran para que sus hijos tengan lo mejor, que disfruten de una mejor calidad de vida. Por un lado centran el ejercicio de la paternidad en la búsqueda de resultados positivos, por eso se vuelven exigentes y agresivos tratando de que los hijos vean quien manda, porque están convencidos que la ternura es señal de debilidad; en el otro extremo aparecen los padres, que llenos de ternura y amor, le ofrecen todo a sus hijos, les hacen las tareas, les pasan los cuadernos, hacen culpables a los profesores y las instituciones de los pobres resultados de sus hijos en la escuela, facilitan su vida en todos los aspectos, sobre la idea de que es amor lo que le están brindando a sus hijos, y por eso se mofan de ser los padres más amorosos de mundo.


Indiscutiblemente todo lo que sembremos en la niñez de eso se cosechará en la etapa adulta, no podemos esperar cariño y comprensión en nuestros hijos si nunca se lo dimos.  Nadie da de lo que no ha recibido. Tampoco podremos esperar de nuestros hijos resultados y éxito en la vida, si nunca sembramos en ellos esfuerzo y sacrificio para conseguirlo. Se necesita entonces una paternidad equilibrada. Hay caminos fáciles por donde transitar en la vida, en las ciudades siempre hay vías perimetrales que hacen más corto el trayecto, a eso nos acostumbramos los padres tomamos los caminos más cortos y que nos implique menos esfuerzo.

Para lograr una paternidad equilibrada, se necesita cultivar ciertas características en la relación con los hijos:

Amor y aceptación
Es mucho más que llevar comida y vestido, de ofrecerles una vivienda digna. El cariño que le demos nunca será tomado por ellos como señal de debilidad y perder así su respeto. Hay formas de hacer mover un automóvil cuando no tiene gasolina, la mayoría lo empuja (padres exigentes) o buscamos una grúa que lo hale (Padres débiles). No sería mejor llenar el tanque y hacerlo andar. Bien! nuestros hijos necesitan un tanque emocional pleno que los haga andar solos, sino lo hacemos nosotros ellos buscarán la manera de hacerlo, en la mayoría de los casos de manera equivocada. Necesitamos llenar ese tanque emocional con amor y aceptación, entendiendo sus fortalezas y debilidades, no hay nada de malo en abrazarlos, decirle que los amamos utilizando palabras de afirmación. Si se tropieza y cae, podemos extenderle nuestra mano para que la alcance, así se levantará solo, pero sabrá que siempre hay una mano extendida que le sirve de apoyo.
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Sinceridad y franqueza
Los padres equilibrados son francos en la relación con sus hijos. No tienen que esconderse o disimular sus errores. Los padres no somos perfectos, nos equivocamos, ¿por qué intentar parecer un padre ideal? También necesitamos exteriorizar nuestras frustraciones y preocupaciones; también nuestro enojo cuando estamos irritados, pero también que somos cariñosos y felices. Muchas veces nos confundimos y también nos entristecemos, pero guardamos esperanza. Somos humanos cálidos y llenos de aciertos y desaciertos,  no seres de piedra que no sienten. No hay nada de malo en decirles a ellos me equivoque!, perdóname!, esto no hará que le pierdan respeto, por el contrario llenaran su corazón de  admiración y se desarrollará una inquebrantable confianza mutua.   

Contacto y empatía
Los padres equilibrados permanecen en contacto y se identifican con los hijos. No es fácil ponerse en los zapatos de otro y ponerse en lugar del hijo mucho más, nos resistimos a ver el mundo como ellos lo ven, siempre sacamos a relucir la vida que nos tocó vivir intentando que ellos vean el mundo como nosotros lo vemos. Incluso cuando discrepan con ellos, tenemos la capacidad de modificar nuestro propio criterio, para ver las cosas desde su punto de vista.  La empatía con las experiencias de sus hijos, les hace ver también el mundo desde su propia perspectiva como padres.

Dialogo abierto y permanente
Los hijos necesitan hablar, tienen necesidad de expresarse. Cuando no se les escucha y no se llena su tanque emocional, terminan escuchando a otros, porque todo su ser es un fluir de ideas, alegrías y angustias que deben ser sacadas y compartidas con quienes pueden verdaderamente orientarlos. Sobre todo en la adolescencia cuando se dan muchos cambios a nivel físico y emocional, si no hay dialogo abierto desde la niñez, temerán no ser comprendidos y vivirán con el temor de no ser aceptados, eso los volverá callados y aislados de los demás.

Los padres equilibrados tienen desarrollada la capacidad de oír y escuchar lo que los hijos tienen que decirle. Es muy importante que presten mucha atención a lo que tienen que decir ya que los padres mantenemos esa predisposición, que nos lleva a tener una conversación paralela mientras escuchamos, por eso terminamos interrumpiendo y prejuzgando, como si se tratará de probar quien es más listo en la conversación. No debemos presionarlos, debemos aprender a esperar el momento oportuno para hablar.

Libertad en la expresión de los sentimientos
Los padres equilibrados no le hablan “a” los hijos, sino que hablan “con” los hijos; en ese dialogo expresan sus propios sentimientos. Normalmente descargamos todas nuestras frustraciones en los hijos, “tú tienes la culpa”, “Estas equivocado”; tenemos que hablar en primera persona, expresando lo que sentimos: “tengo ira”, “estoy cansado”. Hay una gran diferencia en decirle al hijo, “no me molestes ahora” que decirle “perdóname hijo, estoy muy cansado, descanso un momento y hablamos”. Se trata, entonces, de expresar sentimientos propios y no proyecciones en sus hijos, así ellos le harán frente a los sentimientos en lugar de defenderse de los ataques paternales.

Tenemos esa responsabilidad de crear para nuestros hijos un clima agradable en el hogar, donde puedan crecer felices. Padres equilibrados producen hijos equilibrados porque aprenden a convivir armónicamente. Cuando esto no sucede, se crean conductas equivocadas que proyectan y replican afuera, porque crecieron en un hogar enrarecido por la ira y la hostilidad.
NUEVO DOMINIO TERAPIA DE FAMILIA
Por
Edgardo Buelvas Arrieta
Terapista de Familia

Bibliografía

GUIA FACILITADORA PARA LIDERES DE PAREJAS. Chamorro, Jimmy y Mora Quintero Zaidy.  Fundación Editorial Publimundo. Bogotá, Colombia. ISBN. 978-958-8505-20-6. 2013.