viernes, 26 de junio de 2015

Padres - La Rivalidad entre Hermanos

LA RIVALIDAD ENTRE HERMANOS


Un día, Caín invitó a su hermano Abel a dar un paseo, y cuando los dos estaban ya en el campo, Caín atacó a su hermano Abel y lo mató.
                                                                       Génesis 4:8

No es un tema nuevo, se presenta muy seguido en hogares con más de dos hijos. La historia de Caín y Abel evidencia los efectos de una mala crianza y las preferencias que se gestan en los padres hacia los hijos. Aunque es poco diciente el texto que involucra esta historia, el verso 1 deja ver que Eva se agradó más en el nacimiento de Caín que en el de Abel, ¡bueno! el primogénito siempre es motivo de alegría, sin embargo deja una condición de preferencia inconsciente en los padres que, a la larga, sino se corrige, ocasiona conflictos entre los hermanos. Igual con el menor, al cerrar la “fabrica” se le da un especial cuidado al menor, incluso sus hermanos mayores entran al cuidado y protección y se promueve, también de manera inconsciente, una indulgencia colectiva con el último de la estirpe. Los que más sufren son los intermedios.

Los hijos son como los dedos de la mano, se parecen pero son distintos el uno del otro. Los padres necesitan orientar a cada uno de los hijos para que tomen conciencia del papel que desempeñan en esa pequeña sociedad que es la familia, de esta manera las relaciones entre hermanos serán más agradables.

Tenga en cuenta estos tres aspectos que le ayudaran a prevenir o corregir los conflictos entre hermanos:

1.    Evitar las comparaciones entre hijos que tiendan a favorecer a uno sobre otro: todo niño se mide sistemáticamente con sus iguales y es en extremo sensible al fracaso dentro de su propia familia, por esto los padres deberían tener cuidado y no hacer nunca comparaciones. Si no es recomendable hacer comparaciones entre hermanos mucho menos con otros miembros de la familia, vecinos y/o amigos.

2.    Los niños son esencialmente sensibles en tres áreas:

-          En el aspecto físico: Cuando se exalta más la belleza física y se compara con los defectos del otro, se generan en éste último celos y resentimiento entre ellos.
-          En cuanto a la inteligencia: Hay frases de los padres que afectan a los hijos, por ejemplo: "creo que el pequeño es más inteligente que el mayor"; para un adulto esto puede ser inofensivo pero para la mente de un niño es una afirmación de que el mayor es inferior al otro por su inteligencia.
-          En cuanto a la capacidad atlética: Los niños especialmente los más pequeños compiten siempre en cuanto a su agilidad y resistencia física; rara vez un niño aceptará en este aspecto ser menos que otro. Frases como las siguientes son comunes entre los niños: "Yo soy el mejor y tú el peor", o " yo puedo ganar a todo el mundo en una carrera", "yo soy el más fuerte y tú el más tonto".

En estas tres áreas mencionadas, los padres deben hacer sentir a sus hijos que cada uno de ellos es igual ante sus ojos y que cada uno es respetado y tiene el mismo valor. Los elogios y críticas en la casa deben ser distribuidos con equilibrio haciendo pocas diferencias, aunque uno tenga más éxito que otro en sus labores diarias.

3.    Cuando el niño se siente comparado con su hermano reacciona de la siguiente manera:

  • Se resiente con sus padres.
  • Trata de imitar en todo al hermano preferido.
  • Se vuelve hostil, amargado hacia su hermano.
  • Trata de buscar áreas de compensación, por ejemplo: si un hijo es excelente atleta, el otro se concentrará en el ajedrez, si una hija es excelente en sus estudios, la otra sólo piensa en conquistar chicos.


Cuando un niño comienza a jactarse delante de su hermano por su agilidad está revelando que se siente amenazado o inseguro en ese punto; debemos ser sensibles a estas señales para ayudarles a evitar así los celos y los resentimientos.

Es importante entender que cada niño encaja en su propio molde y no en el de otro. Es por esto que las comparaciones no son válidas y los padres deberán siempre tratar a sus hijos por igual. Si es un poco difícil tratarlos así, es probable que el padre o la madre tengan algún tipo de problema emocional y sería bueno que consultaran a un orientador profesional o a un teoterapista de familia.


Por
Edgardo Buelvas Arrieta
Terapista de Familia

Bibliografía


TEOTERAPIA PARA PADRES, Lo que todo padre debe saber de su hijo. Tomo 1. El Niño. Tercera Edición. Editorial FAID, CEPC. Bogotá, Colombia. 1999.

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