sábado, 6 de junio de 2015

Padres - Ser Padres: El Equilibrio entre la Exigencia y la Sobreprotección

NUEVO DOMINIO TERAPIA DE FAMILIA
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SER PADRES: EL EQUILIBRIO ENTRE LA EXIGENCIA Y LA SOBREPROTECCIÓN

Oye hijo mío, la instrucción de tu padre, y no desprecies la dirección de tu madre
                                                           Proverbios 1:8

Cuál sería la más grande satisfacción que un padre tendría de un hijo, de seguro que logrará ser feliz y se sintiera realizado. La mayoría de los padres se esmeran para que sus hijos tengan lo mejor, que disfruten de una mejor calidad de vida. Por un lado centran el ejercicio de la paternidad en la búsqueda de resultados positivos, por eso se vuelven exigentes y agresivos tratando de que los hijos vean quien manda, porque están convencidos que la ternura es señal de debilidad; en el otro extremo aparecen los padres, que llenos de ternura y amor, le ofrecen todo a sus hijos, les hacen las tareas, les pasan los cuadernos, hacen culpables a los profesores y las instituciones de los pobres resultados de sus hijos en la escuela, facilitan su vida en todos los aspectos, sobre la idea de que es amor lo que le están brindando a sus hijos, y por eso se mofan de ser los padres más amorosos de mundo.


Indiscutiblemente todo lo que sembremos en la niñez de eso se cosechará en la etapa adulta, no podemos esperar cariño y comprensión en nuestros hijos si nunca se lo dimos.  Nadie da de lo que no ha recibido. Tampoco podremos esperar de nuestros hijos resultados y éxito en la vida, si nunca sembramos en ellos esfuerzo y sacrificio para conseguirlo. Se necesita entonces una paternidad equilibrada. Hay caminos fáciles por donde transitar en la vida, en las ciudades siempre hay vías perimetrales que hacen más corto el trayecto, a eso nos acostumbramos los padres tomamos los caminos más cortos y que nos implique menos esfuerzo.

Para lograr una paternidad equilibrada, se necesita cultivar ciertas características en la relación con los hijos:

Amor y aceptación
Es mucho más que llevar comida y vestido, de ofrecerles una vivienda digna. El cariño que le demos nunca será tomado por ellos como señal de debilidad y perder así su respeto. Hay formas de hacer mover un automóvil cuando no tiene gasolina, la mayoría lo empuja (padres exigentes) o buscamos una grúa que lo hale (Padres débiles). No sería mejor llenar el tanque y hacerlo andar. Bien! nuestros hijos necesitan un tanque emocional pleno que los haga andar solos, sino lo hacemos nosotros ellos buscarán la manera de hacerlo, en la mayoría de los casos de manera equivocada. Necesitamos llenar ese tanque emocional con amor y aceptación, entendiendo sus fortalezas y debilidades, no hay nada de malo en abrazarlos, decirle que los amamos utilizando palabras de afirmación. Si se tropieza y cae, podemos extenderle nuestra mano para que la alcance, así se levantará solo, pero sabrá que siempre hay una mano extendida que le sirve de apoyo.
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Sinceridad y franqueza
Los padres equilibrados son francos en la relación con sus hijos. No tienen que esconderse o disimular sus errores. Los padres no somos perfectos, nos equivocamos, ¿por qué intentar parecer un padre ideal? También necesitamos exteriorizar nuestras frustraciones y preocupaciones; también nuestro enojo cuando estamos irritados, pero también que somos cariñosos y felices. Muchas veces nos confundimos y también nos entristecemos, pero guardamos esperanza. Somos humanos cálidos y llenos de aciertos y desaciertos,  no seres de piedra que no sienten. No hay nada de malo en decirles a ellos me equivoque!, perdóname!, esto no hará que le pierdan respeto, por el contrario llenaran su corazón de  admiración y se desarrollará una inquebrantable confianza mutua.   

Contacto y empatía
Los padres equilibrados permanecen en contacto y se identifican con los hijos. No es fácil ponerse en los zapatos de otro y ponerse en lugar del hijo mucho más, nos resistimos a ver el mundo como ellos lo ven, siempre sacamos a relucir la vida que nos tocó vivir intentando que ellos vean el mundo como nosotros lo vemos. Incluso cuando discrepan con ellos, tenemos la capacidad de modificar nuestro propio criterio, para ver las cosas desde su punto de vista.  La empatía con las experiencias de sus hijos, les hace ver también el mundo desde su propia perspectiva como padres.

Dialogo abierto y permanente
Los hijos necesitan hablar, tienen necesidad de expresarse. Cuando no se les escucha y no se llena su tanque emocional, terminan escuchando a otros, porque todo su ser es un fluir de ideas, alegrías y angustias que deben ser sacadas y compartidas con quienes pueden verdaderamente orientarlos. Sobre todo en la adolescencia cuando se dan muchos cambios a nivel físico y emocional, si no hay dialogo abierto desde la niñez, temerán no ser comprendidos y vivirán con el temor de no ser aceptados, eso los volverá callados y aislados de los demás.

Los padres equilibrados tienen desarrollada la capacidad de oír y escuchar lo que los hijos tienen que decirle. Es muy importante que presten mucha atención a lo que tienen que decir ya que los padres mantenemos esa predisposición, que nos lleva a tener una conversación paralela mientras escuchamos, por eso terminamos interrumpiendo y prejuzgando, como si se tratará de probar quien es más listo en la conversación. No debemos presionarlos, debemos aprender a esperar el momento oportuno para hablar.

Libertad en la expresión de los sentimientos
Los padres equilibrados no le hablan “a” los hijos, sino que hablan “con” los hijos; en ese dialogo expresan sus propios sentimientos. Normalmente descargamos todas nuestras frustraciones en los hijos, “tú tienes la culpa”, “Estas equivocado”; tenemos que hablar en primera persona, expresando lo que sentimos: “tengo ira”, “estoy cansado”. Hay una gran diferencia en decirle al hijo, “no me molestes ahora” que decirle “perdóname hijo, estoy muy cansado, descanso un momento y hablamos”. Se trata, entonces, de expresar sentimientos propios y no proyecciones en sus hijos, así ellos le harán frente a los sentimientos en lugar de defenderse de los ataques paternales.

Tenemos esa responsabilidad de crear para nuestros hijos un clima agradable en el hogar, donde puedan crecer felices. Padres equilibrados producen hijos equilibrados porque aprenden a convivir armónicamente. Cuando esto no sucede, se crean conductas equivocadas que proyectan y replican afuera, porque crecieron en un hogar enrarecido por la ira y la hostilidad.
NUEVO DOMINIO TERAPIA DE FAMILIA
Por
Edgardo Buelvas Arrieta
Terapista de Familia

Bibliografía

GUIA FACILITADORA PARA LIDERES DE PAREJAS. Chamorro, Jimmy y Mora Quintero Zaidy.  Fundación Editorial Publimundo. Bogotá, Colombia. ISBN. 978-958-8505-20-6. 2013.

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