PAREJAS SALUDABLES. PARTE 1
“El amor es paciente, es
bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta
con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor”
La
Preminencia del Amor
La
salud mental es vital para el desarrollo normal de las buenas relaciones entre
esposos, en ese sentido deben ser conscientes de la responsabilidad que se
tiene al intentar lidiar con la pareja sobre la base de sentimientos dolorosos
y conflictos no resueltos. Cuando las personas viven demasiados
episodios de dolor, se lleva una carga emocional muy alta al matrimonio, y se
convierten en maltratadores potenciales tanto psicológicos como físicos. Estas cargas pesan sobre el cónyuge y terminan
afectando su salud mental y física. Un síntoma
que avisa sobre esta situación es el apego o la dependencia emocional, porque
el individuo comienza a ocupar todos los espacios de su víctima y empieza a
controlar su vida a través de la manipulación.
Los vacíos emocionales y los conflictos sin resolver llevan a las
personas a buscar fuentes de aceptación, alguien que les devuelva la valía, que
les diga lo que sus padres y familiares nunca le dijeron, ni le hicieron sentir. Frases en el noviazgo como “nadie me había tratado de esa forma” o “esas cosas tan lindas que me dices, nunca me
las habían dicho”, son señales de
que hay vacíos emocionales, haciéndoles ver vulnerables y se convierten en el
gancho de los que sólo buscan aprovechar la situación para capturar y abusar haciéndole
daño a su “presa”. Si, de hecho, ya es difícil
convivir con alguien conflictivo, se imaginan si los dos lo fueran.
Cuando
los padres llenan todos los vacíos emocionales de sus hijos, cualquier palabra
bonita o promesa le resulta poca, el pensamiento de un joven será algo así como
“esfuércese más, dígame algo que no me hayan
dicho antes”. Pero lo más importante
es que preparan a los hijos para dar amor y no para buscarlo y absorberlo de
otras personas. Así mismo preparan a sus hijos para una buena convivencia, en
este sentido hacen una buena elección de pareja, algunos pensaran que el
corazón es el que manda, y esto no da lugar a la elección, pero tengo que decir
que el corazón está sujeto a nuestros pensamientos y emociones, por tanto si
tenemos pensamientos acertados, un buen esquema de valores, principios firmes y
no tenemos vacíos emocionales, podremos direccionar nuestro corazón hacía la búsqueda
de la complementación y no de la dependencia. Las parejas que llegan a la vida matrimonial
con buena salud mental o que dentro de él sanan sus heridas, manifiestan las
siguientes características:
Tienen una acertada visión de
Dios
Aunque
este es un punto que tendría un valor fundamental para los creyentes, ánimo,
con todo respeto a los que no, que lo consideren, para mí ha sido fundamental, en
la vida de pareja, el desarrollar una relación con Dios, porque mi fe hacía Él
restauro la imagen de lo que es ser un hijo, y me enseño lo que es ser esposo y
padre. Tener un patrón de principios y valores me confronto con mi realidad y
pude darme cuenta de mis conflictos y faltantes. A través de sus promesas sentí su respaldo en
muchos aspectos de mi vida y lleno los vacíos emocionales, entendí, entonces, que dentro de la relación de pareja debía ser
proveedor de amor, que la mejor vía para resolver diferencias es el diálogo,
que frente a los agravios debo pedir perdón y perdonar, y nunca dejar problemas
sin resolver. No se trata de religión, más bien es un modo de vida saludable,
aplicando lo aprendido, sin juzgar ni señalar.
Tienen un concepto acertado de sí
mismos
Conocer
sus fortalezas y debilidades es importante dentro de la relación de pareja, desarrollar
una buena autoestima permite hacerle frente a la manipulación, la infidelidad y
el maltrato, con madurez, porque se trata de entender cuan valioso se es y por
tanto que merecen respeto y no lastima. “Hágase
desear” le decía una madre a su hija, aludiendo a lo “fácil” que resulta
conquistar a una persona cuando tiene un problema de autoestima. Los problemas de promiscuidad, por ejemplo,
están asociados a la baja autoestima, el testimonio de Luisa Fernanda es contundente,
a sus 22 años había tenido relaciones sexuales con 40 hombres diferentes, según
cuenta mayores que ella, sólo por un momento de felicidad, de que la hicieran
sentir importante. Con estas mismas necesidades se llega a la vida de pareja y terminan conformándose con
migajas, defendiendo lo suyo a punta de celos obsesivos, con quejas o “cantaletas”,
manipulando con llanto y amenazas, mientras la pareja termina atrapada en una cárcel,
pagando una condena eterna y sintiéndose culpable por no poder hacer nada. Cuando cada uno de los cónyuges goza de una buena
autoestima, basan su relación en la confianza, el respeto y la admiración del
uno hacía el otro. La opinión de cada uno es valiosa, respetan su cuerpo y lo
hacen de propiedad exclusiva de su pareja, resaltan las virtudes y trabajan en
unidad para mitigar sus debilidades. Se
vuelven un complemento perfecto y armonioso.
Tienen un concepto acertado de
las personas
No
es un pecado amarse así mismo, lo malo es vanagloriarse, ya que esa es otra
forma de demostrar que no creo en mí, y necesito decirle al mundo y convencerlo
de que soy importante. Sentirse valioso nos lleva a amar a las otras personas y
valorarlas de la misma forma. Cuando no
se ama a sí mismo no se puede amar a nadie más, entregarse a una persona, sin
conocerla lo suficiente y sin esperar el tiempo y las condiciones propicias, no es señal de amor, sino de conveniencia, porque
busco resolver mi problema o mi necesidad, la llamada “prueba de amor” no es
más que eso. En la vida de pareja la buena autoestima mantiene vivo el amor,
por los hijos, familiares, amigos.
Genera buenas relaciones incluso con los que no tienen valía, ya que se
les genera un sentido de pertenencia y compromiso por los otros, no para
juzgarlos sino para ayudarlos a superar sus conflictos. Aprenden a dar sin
esperar nada a cambio porque están convencidos de que tienen el potencial para
alcanzar lo que se propongan juntos. Y finalmente
son agradecidos con ellos mismos y con los demás.
Hemos
abordado 3 características de 6, reflexionemos sobre estas tres. Hay
situaciones que son normales en el desarrollo de la vida diaria, como diferencias
en aspectos varios de la vida familiar como las finanzas, la crianza de los
hijos, la familia extendida, entre otras; pero cuando aparecen los insultos,
las agresiones, el egoísmo, la competencia, hay desconfianza y se faltan el
respeto, se debe hacer un alto en el camino para comenzar a buscar soluciones, examinándose
para saber qué tan responsables son y cómo corregir.
Continúa
en nuestro próximo Blog…
Por
Edgardo Buelvas Arrieta
Terapista
de Familia
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