EL NIÑO Y SU
TEMPERAMENTO
Instruye
al niño en el camino correcto,
y
aun en su vejez no lo abandonará.
Proverbios
22:6
El temperamento está constituido por rasgos o
tendencias heredadas, tanto de tipo físico como psicológico. Este temperamento
es el resultado de rasgos congénitos que desde el subconsciente afectan el
comportamiento. Estos rasgos tienen que
ver con nacionalidad, raza, sexo y otros factores hereditarios que son
transmitidos por los padres a través de los genes. La inclinación hacía el mal está relacionada con
las debilidades del temperamento de un niño y su deseo por el bien demuestra
fortaleza en su temperamento.
El temperamento es lo que influye para que un niño
sea más o menos activo, más o menos emotivo, más o menos rápido. El conocer a
los hijos va a ayudar a criarlos y educarlos de una manera correcta, cuando
desconocemos su temperamento los cohibimos tratando de exigirle comportamientos
que no son propios de su temperamento, por ejemplo, un niño activo y bullicioso
es difícil sentarlo a leer un libro, así que es mejor canalizar su energía en
actividades que le ayuden en el aprendizaje.
A los dos años ya el niño hace manifiesto su temperamento que en
realidad es la combinación de temperamentos.
Los temperamentos son cuatro: sanguíneo, colérico,
melancólico y flemático.

El niño colérico
es independiente, desde niño intenta dominar la cuchara con la que le dan el
alimento, hacer lo que otros niños de su edad no hacen, normalmente caminan
antes que otros. La característica más visible es la fuerza con la que expresa
sus emociones, algunos la confunden con ira y enojo (aunque suele ser débil en
el control de esta emoción básica), porque precisamente la acompañan manifestaciones como el ceño fruncido, voz alta y manoteos. Sin embargo
pudiera ser este temperamento el más pacífico de todos ya que saca todo lo que
tiene y siente de inmediato. Al niño colérico hay que definirle sus áreas de responsabilidad
y liderazgo. Por ser un líder innato va intentar controlar a otros y
manipularlos, sino se le definen bien sus principios y se le imponen limites puede
hacer daño.


En la medida en que se crece y desarrolla se hacen
manifiesto dos, máximo tres temperamentos combinados, sin embargo llegada la
juventud y la madurez, lograr establecerse en características, habilidades y
fortalezas de dichos temperamentos y desechando las debilidades. Esto se logra
con una buena educación y formación en principios y valores, además de
manifestaciones de cariño y compañía. Los niños que no viven en estos ambientes
suelen manifestar variaciones de temperamento haciendo más visibles las
debilidades de cada uno. Es importante para los padres identificar el
temperamento o los temperamentos presentes en sus hijos, de esta manera les darán
el trato adecuado, ya sabemos que si a un niño sanguíneo se le disciplina
llorará pero al poco tiempo estará jugando y corriendo como si nada hubiese
pasado, pero si se le disciplina a un niño colérico podría mantenerse enojado
por mucho tiempo.
Por
Edgardo
Buelvas Arrieta
Terapista de Familia
Bibliografía
TEOTERAPIA PARA PADRES, Lo que todo padre debe
saber de su hijo. Tomo 1. El Niño. Tercera Edición. Editorial FAID, CEPC.
Bogotá, Colombia. 1999.
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