“Exigir a los progenitores, para respetarlos, que estén libres de defectos y que sean la perfección de la humanidad es soberbia e injusticia”Silvio Pellico
Es
importante en el desarrollo del adolescente, el descubrir que sus padres
realmente no son perfectos, que también se equivocan, y esto los lleva a tener
un concepto diferente del que traían desde su infancia. Este descubrimiento no
es más que conocer la realidad, y su reacción suele ser ambivalente, ya que no
es fácil abandonar las ideas infantiles, y ver a los padres como personas
normales.
Ante
las preocupaciones corrientes, los temores, las dudas y la falta de confianza,
que caracterizan el periodo de desarrollo de la adolescencia, ofrece mucha
seguridad psicológica el tener padres bastante fuertes para proteger al muchacho
de cualquier amenaza. Los adolescentes tienden a perpetuar el mito infantil de
la perfección materna, pese a que la realidad lo contradigan. Al mismo tiempo,
se resienten por esta impotencia psicológica, porque amenaza su propia
necesidad de mayor independencia. Si un padre parece abrumadoramente poderoso,
triunfante y siempre dueño de la razón, el adolescente puede desarrollar un
sentimiento de inutilidad e incapacidad para alcanzar una posición aceptable de
adulto.
Además,
los jóvenes siempre están conscientes de sus deficiencias y sus temores acerca
de sí mismos y, por eso, se sienten muy bien con el mito del “padre perfecto”.
A veces los padres pueden ser buenos en determinadas áreas, pero a veces
también algunos adolescentes tratan de bajarlos de su pedestal, los critican,
los atacan, les señalan sus faltas y defectos, a fin de establecer y reforzar
el hecho de que son humanamente imperfectos.

"Una madre cuenta una
contrariedad que tuvo una tarde con su hijo, cuando se arreglaba para ir a su
colegio. Ella sentía que estaba atractiva, pero cuando su hijo adolescente la
vio, le dijo: - No te irás a aparecer
así al colegio, ¿verdad? -Dime, ¿qué es lo que no te gusta? - respondió la
madre. - Podrías vestirte un poco mejor, como cuando sales con papá. - Y ella
dijo: ! Qué bobada ! Es una reunión informal por la tarde, no una fiesta de
gala. - Ah ¿sí?, ¿Con 10 Kilos de sobrepeso?. Hasta entonces el muchacho jamás
había hecho ninguna alusión a la gordura de su mamá, pero el día de reunión de
padres de familia se fijó en la apariencia de su madre, y en cómo la verían sus
amigos”.
Ningún
padre está libre de algún sarcasmo de su hijo adolescente, a quien cree haber
prodigado atención, dinero y amor. Gran cantidad de comentarios que los
adolescentes hacen a sus padres producen dolor y desconcierto. Por ejemplo:
"No te creas tan importante, los padres de mis amigos ganan el doble que
tú"; "Tú no lo sabes todo"; "Mamá, tienes que darte cuenta
de que eres anticuada”; “Los tiempos cambian". Los padres no creen merecer
esos comentarios, pero olvidan que cuando tenían esa edad, probablemente decían
cosas parecidas a sus padres.
Los
padres que devuelven los "golpes verbales" a los hijos adolescentes,
terminan ridiculizándose mutuamente, y esto para nada aprovecha. Se requiere de
dominio propio para no dejarse llevar por el impulso de responder con
expresiones parecidas; lo importante es comprender que todo esto es una
manifestación de los cambios psicoorgánicos que están viviendo los
adolescentes. Además, es importante reconocer que como padres también se
equivocan, y que no siempre tienen la razón. No puede haber una solución
satisfactoria, mientras las percepciones de uno y otro estén distorsionadas.
Alguno tiene que conservar el contacto con la realidad y, en este punto, los
padres están en mejores condiciones para asumir esta responsabilidad.
Por
Edgardo Buelvas Arrieta
Terapista de Familia
Tomado del Manual Teoterapia
para Padres
La
Adolescencia
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