miércoles, 21 de octubre de 2015

Adolescencia - Como formar el carácter de un adolescente

NUEVO DOMINIO TERAPIA DE FAMILIA
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COMO FORMAR EL CARÁCTER DE UN ADOLESCENTE


“La vara y la corrección dan sabiduría; mas el muchacho consentido avergonzará a su madre”
(Proverbios 29:15)


La disciplina en los hijos ha sido y seguirá siendo un tema controvertido, debido a las diferentes posiciones que se tiene sobre cómo aplicar la disciplina.  En mi caso particular, me aferro a lo que el Manual de Vida enseña: “Disciplina a tu hijo, y te traerá tranquilidad; te dará muchas satisfacciones” Proverbios 29:17, pero ¿a qué edad empieza la disciplina? Desde que el niño empieza a resistirse a la instrucción del padre se debe estar preparado para empezar la disciplina.  Para disciplinar se requiere que los padres gocen de una buena salud mental, si no es así, debe buscar ayuda profesional para superar este inconveniente.

La disciplina física

Este es el punto de más controversia. Ya que por la inmadurez de los padres, su mala salud mental y su errada formación imparten una disciplina muy rígida y agresiva o por el contrario permisiva, causando no solo severos daños a la integridad física del hijo sino también a  su estima y valía personal, convirtiéndose así en el primer generador de violencia en el hogar. Los padres que fácilmente son secuestrados emocionalmente, y pierden el control de la situación esperan a que sus hijos le agoten la paciencia para entonces actuar con severidad utilizando la fuerza bruta y de esta manera en vez de trasmitirles respeto y obediencia a sus hijos lo que trasmiten es miedo, odio y rencor.  Así el niño crece con la idea de que sus padres lo odian y se desarrollan con un callado resentimiento hacia la familia y la sociedad misma, que culmina en una conducta antisocial.  La disciplina debe impartirse sobre la base del amor y la tranquilidad. En la disciplina física no debe usarse la mano ni el cinturón (la misma mano que te acaricia no puede ser la que castiga), una vara de poco peso será suficiente y debe darse en la nalga del niño con poca fuerza. El impacto produce un ardor soportable por el niño, entenderá que sus acciones traen consecuencias y su cerebro activará un sistema de protección que le advertirá de no hacerlo en futuras situaciones. Solo se debe aplicar hasta los 3 o 4 años de edad máximo. Insisto, no aplique la disciplina física si usted está preso de la impaciencia o la ira, no espere a que esto ocurra o lo lamentará. Existen otros métodos que no involucran el castigo físico, como la silla de pensar, privación de privilegios, penitencias, la distracción. La mayoría de ellas con efecto positivo luego de los 3 o 4 años de edad, que es cuando el niño puede establecer asociaciones complejas relacionadas con la disciplina.

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Antes de esta edad las asociaciones son más intuitivas y sensoriales, por ejemplo los bebes que gatean empiezan a movilizarse por todos los lados de la casa, cuando se acercan a las escaleras los padres corren a protegerlo, en un leve descuido puede volcarse y lastimarse, de ahí en adelante establecerá la asociación de que el intentar bajar las escaleras producirá daño y dolor y evitará hacerlo. ¿Debemos esperar que esto suceda? ¿O cómo hacerle frente a la acción de los niños de levantar la mano contra sus padres cuando intenta tomar algo y ellos se lo esconden?   En el primer caso podemos distraerlo o colocar una reja que impida el paso, pero nunca sabrá que es peligroso acercarse ahí.  Igual con el fuego o la toma de corriente, las cosas de vidrio o de valor.  En el segundo, podemos dejarnos golpear, darle lo que quiere o distraerlo con otra cosa menos peligrosa.  Es ahí cuando un leve golpe controlado, en el primer caso, ayudará a que la asociación sé de sin la experiencia del dolor agudo que lastima, ocasionado por el golpe, o la quemadura u otros accidentes. Y en el segundo, evitará trasladar la disciplina más rígida a la edad de los berrinches y las pataletas, y que dejan ver mal al padre delante de extraños y conocidos.  Por otro lado se establece una asociación mucho más importante y es la del vínculo de respeto basado en la protección del padre al hijo. Una vez pueden establecer asociaciones más complejas descubrirá que parte del amor del padre es protegerlo y así cada vez que le dé una instrucción la traducirá como un “te quiero proteger porque te amo”, obedecerá con recelo producto de su enojo, pero una conversación en su cuarto explicándole el porqué de las decisiones terminará en un abrazo de comprensión que afirmará los demás valores: amor, respeto, admiración de un padre a un hijo. Me arriesgo con esto a recibir críticas por parte de mis lectores, pero quiero decirles que he revisado literatura y artículos que hablan sobre los efectos negativos del castigo físico pero todos están referidos a aquellos que se imparten con agresividad y severidad de lo cual ya hice referencia y advertencia de NO APLICARLA! Es por eso que algunos países han adoptado leyes que prohíben rotundamente la aplicación del castigo físico como método de formación a manera de prevención.

En Esta fotografía  la vara de la corrección.



En la adolescencia, la disciplina es diferente. Tengo que contarles un poco acerca de mi experiencia con mi hijo adolescente de 16 años, David.  Con él aplicamos este tipo de disciplina y tengo que decirles que hay un vínculo de respeto y admiración de parte y parte. Recuerdo que de niño en ocasiones en las que actuaba mal o contestaba con groserías, lo llamaba con tranquilidad y al acercarse le decía alcanza la “la varita de la corrección” y me la traes, y el mismo iba por ella solo me decía “no me pegues muy duro papi” y así lo hacía. Luego dialogamos y me abrazaba. Puedo decir que la formación no ha sido perfecta, fallamos en algunos aspectos de su vida, pero en términos generales es un adolescente obediente, que sigue instrucciones, amoroso y respetuoso, que trata con respeto a las mujeres y reconoce la autoridad. 


Aquí doy algunos principios para aplicar la disciplina y formar el carácter de un adolescente:

Asegúrese de que el joven reconozca a Dios como Suprema Autoridad

Le debe quedar claro al joven que la corrección es responsabilidad de los padres, pero Dios es la suprema autoridad; el padre no es la máxima autoridad en su vida. Si el joven cree que el padre es la máxima autoridad y logra engañarlo, entonces, creerá que podrá escaparse de la disciplina. Necesita reconocer que es Dios quien ve y sabe todo, es Aquél ante quien es fundamentalmente responsable.

 Dé buen ejemplo a su hijo

El padre debe dar ejemplo de obediencia a Dios. Cuando el padre es inconsistente entre lo que exige de su hijo y su forma de vida, el joven se decepciona de su padre y se torna rebelde.

No deje que sus sentimientos afecten la disciplina

Si el muchacho reconoce su desobediencia, el padre se puede ver tentado a dejar de disciplinarlo como el hijo necesita. Si un padre ama  a su hijo, su preocupación primordial es el desarrollo de las cualidades y los principios básicos que son esenciales en la vida. El hijo debe entender que la corrección es un medio esencial para desarrollar sus cualidades.

La disciplina debe sentirse

La disciplina debe darse de acuerdo con la edad del hijo; en el caso de los púberes y adolescentes, la disciplina física no es prudente ni productiva. En este caso, tiene más efecto el privarlos de algo que les gusta y les duele perderlo: un permiso a salir con amigos, dinero, el uso del teléfono, etc. Pero ante todo, se debe apelar a la razón, la cooperación y la lealtad del adolescente con su familia. De igual manera, se debe enlazar la conducta del adolescente con consecuencias deseables e indeseables, es decir, dejarlo enfrentar las consecuencias de sus actos, para que asuma responsabilidad.

Elija un lugar y momento adecuado para amonestar o disciplinar

Es conveniente no amonestar o disciplinar al adolescente delante de otras personas, pues esto lo avergüenza y confunde.

Enséñele a enfrentar las consecuencias naturales

Los hijos son disciplinados de manera efectiva, cuando tienen que experimentar las consecuencias naturales de su desobediencia. El dolor de enfrentar las consecuencias de sus actos muchas veces es suficiente para impulsar al joven a cambiar el comportamiento, la próxima vez.

Guíe a su hijo  a hacer restitución, si fuere necesario

Si otras personas fueron ofendidas, explíquele a su hijo la necesidad de pedirles perdón y de hacer la restitución debida. La disciplina no sólo produce cambio de actitud; también consigue que el joven se haga responsable de sus acciones. No sentirá paz, hasta que haya limpiado su conciencia delante de todos los que estuvieron involucrados.

Sea consistente en la disciplina

A veces los padres pueden caer en dos extremos: la disciplina fuerte y perfeccionista que deja resentimiento, o la condescendencia extrema, como ocurre en el caso de hijos muy mimados, que crecen sintiéndose “reyecitos”, con conductas caprichosas que avergüenzan a sus padres.

Estos principios son fundamentales para formar el carácter firme de un adolescente.  Son aplicables tanto para aquellos adolescentes y púberes que no fueron instruidos sobre la base de una buena disciplina como para aquellos que si.  Animo a los padres a no desfallecer en nuestro intento de hacer de nuestros hijos personas de bien, el mundo al que se enfrentan es cada vez más hostil y despiadado, pero con nuestro esfuerzo podremos construir una mejor sociedad construyendo familias  sanas.
NUEVO DOMINIO TERAPIA DE FAMILIA

Por
Edgardo Buelvas Arrieta
Terapista de Familia

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